Vamos poniendo la fruta troceada en un poco de agua con limón para que no se oscurezca de masiado.
La fruta se dispone sobre el cestillo de vapor de la olla rápida. Se pone un poquito de agua en el fondo, no hace falta mucha, ya que la fruta cederá bastante líquido. Si es de nuestro gusto, se puede poner un palito de canela, que le dará un sabor muy rico.
Cerrar la olla, esperar que suban los dos anillos y mantener la presión unos 7 minutos. Despresurizar, abrir, comprobar que la fruta esté muy blandita y dejarla enfriar un poco, para no quemarnos en la fase siguiente.
Con pasapuré, y bastante paciencia, pasar toda la fruta.
Aspecto del puré que hemos obtenido. Hay que pesarlo.
Añadir el mismo peso de azúcar que de puré de fruta. Mezclarlo y dejarlo unas horas en reposo. Lo mejor, toda la noche en la nevera. Al día siguiente, el azúcar casi se habrá disuelto completamente.
Llevar a fuego medio, hasta que hierva, mantener la ebullición 30 minutos, sin dejar en ningún momento de mover la mezcla con la cuchara. Esto es un paso MUY importante, ya que hierve a alta temperatura y se forman burbujas de vapor que pueden hacer saltar la mezcla de fruta y azúcar provocando muy peligrosas proyecciones, y dolorosas quemaduras si nos alcanza. Es muy interesante protegernos los antebrazos y las manos para este tipo de preparación.
Cuando haya llegado al punto de mermelada que nos gusta, retirar del fuego, seguir moviendo la mermelada un ratito para evitar que salte.
Embotar en frascos limpios y esterilizados, y si queremos aumentar el tiempo de conservación y la seguridad de la conserva, esterilizar o en agua hirviendo o en la olla a presión los botes. Dejarlos enfriar boca abajo sobre un trapo limpio, para comprobar si hay pérdidas de algún tipo.
Una vez asegurada la estanqueidad de los botes, lavarlos y etiquetarlos, indicando siempre la fecha de envasado.
Aqui, frascos terminados, en los que se puede apreciar el precioso color de esta mermelada de membrillo, que está verdaderamente deliciosa acompañando a un queso fresco.
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