miércoles, diciembre 19, 2007

CREMA OTOÑAL


Ya casi que se termina el otoño, pero a esta receta le pongo ese nombre ya que sus ingredientes son muy propios de esta temporada, y además, es un plato reconfortante tanto en los primeros fríos como cuando hace esos desapacibles días de lluvia y viento.

Bueno, para esto vamos a necesitar unas setas, mucho mejor si son silvestres, y de cualquier clase nos irán muy bien. Lo que si que hay que asegurar es que sean perfectamente comestibles, así que solo usar las que estemos 1000% de certeza de que son comestibles, no hay nada que nos compense de un envenenamiento de setas, hay que tener mucho ojito.

Bueno, ya tenemos nuestras setitas buenas y limpias, preparamos en una sartén un poquito de aceite con un ajo bien picadito y los freímos, sin que se nos queme, ya que eso nos arruinaría todo el guiso. Una vez el ajito dorado, salteamos las setas brevemente, sin permitir que se nos queden blandengues. Reservamos.

Por otra parte, pochamos en un poco de aceite de oliva unos puerros, tanto su parte blanca como la verde, que a mí me parece que le da muy buen sabor. Si nos gusta mucho la familia de las cebollas, pues pochar una cebolla e incluso una cebolleta. Retirar del aceite la verdura pochada y reservar. En ese mismo aceite, y con el fuego bien fuerte, saltear la calabaza cortada en dados, como de 1.5 cm de lado, cuidando de que no se quemen, pero nos interesa que se dore ya que ese “caramelo” que se forma le confiere un sabor muy especial a nuestra cremita. Seguramente habrá que saltear la calabaza en varias tandas, así que un poco de paciencia, pero no apartarse del fuego, que se puede quemar.

Una vez salteada la calabaza, pasar las verduras salteadas (No las setas) a una cazuela de tamaño adecuado, añadirle una patata cascada y el mejor caldo que tengamos por casa, eso sí, que sea de saborcito suave, un caldito de pollo y/o verduras nos irá de perlas, pero si no disponemos de él, pues agüita clara, que no pasa nada. Salpimentamos, y dejamos hervir hasta que todo esté cocido y blandito, momento que pasamos a triturar todo y que nos quede bien fino. Si lo consideráis necesario, pasarlo por el chino.

A este plato le va de maravilla y lo pide a gritos un poco de picante, lo que más me gusta es un poco de esos chiles tailandeses, que son casi venenosos, pero que si se le pone a la hora de servir esas pequeñitas rodajitas rojas por encima, resalta mucho más aún el toque dulce de la crema, y a las setas les va de rechupete, pero ese día en casa estaba el antipicantes de la familia, así que opté por el perejil, pero por favor, hacerlo con un puntito de picante, que realza mucho el plato.

Ahora, poneis la cantidad adecuada de la cremita en un bol/plato, y por encima, con cuidado, para que no se vaya al fondo, le poneis una cantidad hermosa de nuestro salteado de setas, y poneis el chile y/o el perejil.
Y a disfrutar de este plato simple pero rico y reconfortante