Ingredientes:
150 g de mantequilla
100 g de azúcar de caña integral
50 g de azúcar
5 g de flor de sal *
2 g de vainilla líquida
175 g de harina
5 g de bicarbonato
150 g de perlas crocantes de Valrhona **
100 g de avellanas tostadas, peladas y cortadas groseramente
Precalentar el horno a 180º
Mezclar la mantequilla en pomada, los azúcares, la flor de sal y la vainilla.
Añadir la harina tamizada con el cacao y el bicarbonato.
Incorporar las avellanas, y por último, las perlitas crocantes.
Dividir la masa en dos bolas, estirarlas en dos rulos, envolverlos en film de cocina, y dejarlos enfriar 30 minutos en la nevera.
Cortar rebanadas, y dejarlas sobre papel sulfurizado, o sobre un silpat.
Hornear durante 10 minutos.
Las cookies tienen que quedar tiernas.
* En el caso de que no tengamos a mano flor de sal, hay que usar sal gorda, el objetivo es que no se nos deshaga en la masa, ya que hay que encontrar los trocitos de sal al morder las galletas.
**Si no se dispone de las perlas crocantes de Valrhona, se pueden usar igualmente las perlitas de Valrhona para horno, y si tampoco disponemos de estas, pues usaremos una buena cobertura de chocolate, troceada. En cualquiera de los casos, la cantidad que añadiremos serán los 150 g que indica la receta
Esta masa no lleva huevos, y el autor lo recalca, así que yo también, no penseis que se me ha olvidado.
Esta es la masa, antes de ponerla en la nevera.
Aqui, las cookies recién salidas del horno
Ya frías, secándose un poco.
Esta receta la he adaptado un poco. He puesto textualmente la receta del maestro Felder, pero... las fotos de las galletas corresponden a una modificación que he realizado,
He sustituido la mantequilla por aceite de girasol, de sabor completamente neutro, ya que es una receta con un contenido elevado de grasas saturadas, y sustituyendo la mantequilla por aceite, este problema queda parcialmente obviado, y el resultado es realmente bueno. La diferencia es que aun enfriando en la nevera, la masa no adquiere la consistencia necesaria para permitir hacer un rulo y cortarla, por lo que he usado unos moldes de florentinas, y han quedado estupendamente.
Estas cookies, al no llevar huevo, tienen el problema de la coexión, es decir, no hay ningún elemento que lo "una", y resultan extremadamente frágiles. Hay que manejarlas con cuidado, ya que se rompen enseguida, y tampoco hay que amontonarlas, ya que se deshacen un poco.
La textura es muy crujiente, debido a las perlitas, que soportan perfectamente el horneado, y a las avellanas, que están muy poco troceadas. En la boca, tiene un efecto un poco "arenoso", ya que se notan los cristales del azúcar y los de la sal, y hacen un contraste delicioso con el chocolate.
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